lunes, 23 de noviembre de 2009

Pervivencia del Clasicismo: VISIGODO


San Fructuoso de Montelius, 656-665
Esta es la primera entrada que le dedico a una obra arquitectónica dentro del apartado de Pervivencia del Clasicismo. El único motivo es que me siento más afín a las artes plásticas (el actual panorama de la arquitectura contemporánea ha provocado que no sienta la más mínima conexión con eso que antaño incluían dentro de las bellas artes y que hoy, a lo sumo, se incluye dentro del diseño)

Esta iglesia es sumamente interesante por diversos motivos. Es uno de los mejor conservados testimonios de la arquitectura visigoda y el único edificio reseñable de ellos que se coserva en Portugal.

Fue mandado edificar por el obispo de Braga San Fructuoso como mausoleo, y así entendemos la gran similitud formal que tiene con el mausoleo paleocristiano (arquitectura romana, por tanto) de Gala Placidia en Rávena:

El interior está abovedado, decorado con capiteles corintios y alterna la vocación clásica con una fuerte influencia bizantina, constatable igualmente en la planta de cruz griega (la primera de la península ibérica).

De su exterior, lo más llamativo es el juego de arcos ciegos alternados con triángulos. En su momento estaban sostenidos por columnas, ya desaparecidas, que daban al conjunto un aspecto menos extravagante del que hoy posee al haberse perdido. Esta alternancia es muy importante porque volvería a ponerse de moda en el manierismo de la mano de Miguel Angel, quien exportaría este juego rítmico al resto de Europa y hoy, si nos fijamos, la podemos ver en gran cantidad de edificaciones.

2 comentarios:

  1. La arquitectura visigoda es un reflejo algo distorsionado del pasado arquitectónico romano, sobre todo de su tradición más inmediata, calificada por algunos autores como "barroca" por estar bastante alejada de la ortodoxia vitruviana del Alto Imperio.

    Yo veo en su sucesión de arcadas y triángulos una analogía con la alternancia de frontones curvos y triangulares tan abundante en la "arquitectura barroca en la antiguedad clásica" (título de un libro de Margaret Lyttelton que te recomiendo).

    Un saludo.

    ResponderEliminar