Adan y Eva, del maestro de Hildesheim Niedersächsischer, entre 1100 y 1225
Esta maravilla rebosa clasicismo por los cuatro costados cuando aun nos encontramos en la última fase de la estética románica, si bien se realizó en uno de los principales centros culturales del Renacimiento Carolingio, así que su autor ya traía los deberes hechos. El naturalismo de las figuras, las estilizadas proporciones e, incluso, el contraposto de Eva vuelven a adelantarse siglos al Renacimiento italiano.
No obstante, la composición es netamente medieval. La inclusión de los dos personajes dentro de un círculo alude al origen de la humanidad (el círculo es el símbolo medieval del principio), pero aquí también encontramos la huella de la cultura clásica muy bien aprendida y asimilada. El círculo muestra el cielo estrellado rodeado del mar infinito u océano primordial, a la manera antigua.
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