domingo, 22 de noviembre de 2009

Pervivencia del Clasicismo: RENACIMIENTO CAROLINGIO

Adán y Eva, Marfil del Museo del Louvre, S. IX
Lo más destacable de este marfil, de una factura algo más provinciana que otras obras carolingias que han aparecido en el blog es, sin lugar a dudas, el contraposto de Adán. De una postura algo forzada que exagera demasiado la oposición entre la inclinación hacia su derecha de la cadera y hacia su derecha de la línea de hombros, no se corta al mostrarnos un desnudo masculino sin pudor, heroico... griego.
Los artistas medievales se encontraron con la dicotomía de necesitar plasmar el cuerpo desnudo de los padres de la humanidad, pero eliminando cualquier concesión erótica o sensual que apartara la atención del mensaje evangélico que precisaban dar.
La solución la encontraron en la abstracción de las formas anatómicas hasta llegar a un punto en el que el cuerpo quedaba tan deformado que no había lugar a la sensualidad, pero sí es verdad que el tratamiento del desnudo no fue algo tan anecdótico o residual como a veces nos parece al pensar en el arte medieval. Y, en ocasiones, se dejaban llevar por la belleza plástica del cuerpo desnudo inspirado en los inventores del desnudo como elemento artístico.

1 comentario:

  1. Carlomagno hizo toda una campaña de recuperación del clasicismo en su intento de refundar un Imperio Cristiano. La abstracción del pensamiento agustiniano y neoplatónico hizo obviar el detalle particular (incluso la belleza individual) para centrarse en el propósito general y la belleza cada vez más abstracta que ésta conllevaba.

    La famosa teoría que identifica el arte medieval con baja calidad técnica queda completamente descalificada al comprobar que, cuando lo consideraban necesario, los artistas altomedievales eran tan capaces como sus homólogos de la época imperial.

    Un saludo.

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