Placa central de un tríptico de Estambul, hoy en el alemán museo Brode. Escondida entre la estética y filosofía bizantiinas, respira la huella de un mundo clásico que, aunque lejano, nunca desapareció en el imperio romano de oriente: Cristo está representado como un Júpiter entronado y una matrona romana esté esperándole a las puertas de la ciudad.
domingo, 23 de octubre de 2011
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