La ilustración fue el periodo de la historia del pensamiento europeo en el que se desarrolló que el ser humano, por medio del conocimiento, la ciencia, la cultura, la educacion... podía superarse a sí mismo y ser mejor, tanto como individuo como colectivo.
La capacidad de raciocinio del ser humano le podía llevar al conocimiento pleno, a la verdad. Hoy nos puede parecer ingenuo creerlo, pero es sin duda uno de los más lúcidos y brillantes momentos del pensamiento occidental. Quizá pecaran de ingenuos, pero nosotros lo hacemos de tristes por considerarlo así.
La ciudad de Valencia levantó un monumento a este periodo, que en la moda de los crear acronimos al respecto llamaron Muvim (museo Valenciano de la Ilustración y de la Modernidad ).
En su intención de honrar el pensamiento humano, cayeron en el acto más humano de todos: Errar. Así pues le encargaron el edificio al sevillano Vazquez Consuegra.
Nada de la esencia de la ilustración es mínimamente perceptible en un edificio genérico que vale como museo, como sucursal del banco Santander, como una tienda de Ikea, de Zara o como búnker. Le han endosado al ayuntamiento el mismo edificio que le hubieran vendido a Amancio Ortega.
Al igual que ocurriera en la ampliación del palacio Aldamar en Getaria a modo de tumor, nadie se ha molestado en que el "continente" del museo respire, haga sentir, dialogue con el "contenido" del mismo. ¿Por qué? Porque en ambos casos, el contenido del museo era un canto a la belleza, a la elegancia, a la sofisticación más depurada, al ingenio humano, a la majestad a la que todos podemos aspirar, al arte que eleva a quien lo contempla.
Y, por supuesto, Vazquez Consuegra de eso no sabe absolutamente nada.
De levantar compulsivamente edificios de Zara sea para lo que sea, está claro que si
Los problemas que ha habido en el proyecto del museo me dán arcadas, pero el resultado me gusta. El efecto tumor y la diferencia tradición/modernidad creo que representan bien el sentido del museo.
ResponderEliminarLa cuestion es qué es ser moderno. No entro en si el edificio es moderno, posmoderno o pluscuammoderno. La verdadera clave es exigir a su autor respeto por el contenido o la obra expuesta. Su edificio está al servicio de ella, no la obra al servicio de su ego. Aquí me remito al único edificio que no produce escalofríos de Moneo: El museo de arte romano de Mérida. Ahí, por primera y última vez en su vida, Moneo trabajó al servicio de la ciudad y creando un continente al servicio del contenido. Luego, ya todo fue levantar sus pirámides. Y lo peor de vazquez Consuegra es que la próxima fechoría de este profesional de la infamia será mutilar con sus zarpas las Reales Atarazanas de Sevilla.
ResponderEliminarme he dejado llevar por la vehemencia. mea culpa.
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