Entrevista en ABC a Marc Fumaroli, catedrático de la Sorbona y del College de France, defensor de la belleza y de la civilización europea.
—¿Por qué es tan feo el arte contemporáneo?
—Le ha declarado la guerra a la belleza, que debe considerar noble, elitista, y quiere hacernos creer que el dinero todo lo puede, incluso la prestidigitación y la alquimia, convertir el plomo en oro
—Si el arte contemporáneo no es arte, ¿qué es?
—En nombre del Arte, vaciado de sentido, se estafa con un sistema piramidal a quienes invierten en la efigie de Marcel Duchamp.
—¿Qué es lo más interesante que ha visto en un Museo de Arte Contemporáneo?
—El grado de conformismo beato que pueden alcanzar, sin ser forzados a ello, hombres y mujeres que en principio son libres.
—¿Criticar esas derivas del arte le sitúa como reaccionario?
—La palabra reaccionario tiene varios significados. Si es una injuria, la desprecio. Si quiere decir que se es capaz de reaccionar, es el mejor síntoma de que sigo vivo y libre.
—¿El pasado es más apasionante que el futuro, y el presente bastante mediocre?
—La gran ventaja del pasado es que ya está filtrado y, por lo tanto, podemos quedarnos sólo con lo mejor de él. El presente se nos sirve en bruto, y el futuro es indescifrable.
—¿El espectáculo debe ser arte, pero el arte no debe ser un espectáculo?
—Más valdría que el espectáculo fuese artístico, ¿no? Pero ni una naturaleza muerta ni, sobre todo, la música de cámara, necesitan para nada del espectáculo.
—¿Le ha sucedido alguna vez leer una crítica de una exposición de arte contemporáneo y no haber entendido casi nada de lo que decía?
—El arte contemporáneo está a menudo compuesto de nada. Es a su crítico -o más bien a su publicista- a quien corresponde convertirlo en algo. Esta labor requiere contorsiones intelectuales bastante cómicas.
—¿Todo lo que se expone en una galería de arte es arte?
—Es lo que pretendió, con una sonrisa, el humorista Marcel Duchamp. Sus discípulos, para ir más rápido, rebautizaron como museo o galería a los supermercados, lo que convirtió su contenido en arte y del más caro.
—El personaje de Vargas Llosa se preguntaba cuando se jodió el Perú...¿cuándo se jodió el mundo del arte?
—El arte, en numerosas civilizaciones, se estropeó con ellas. Hay también lenguas que se estropean cada día. Esto no significa que la naturaleza humana esté carente de arte y de lenguaje, significa que hay altos y bajos. Los mejores museos son los que nos devuelven la fe en el «homo poeta imaginum et verborum», el hombre poeta de las imágenes y las palabras.
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