viernes, 23 de diciembre de 2011

Pervivencia del arte clásico: S. XX

Edificio La Unión y el Fénix, Madrid, 1929



Elegante edificación de Modesto López Otero, antigua sede de la compañía de seguros y hoy ocupado por un hotel. El clasicismo formal está rematado por una escultura mitológica (Ganímedes y el Fénix).


Lo más interesante de este edificio, en el tema que tratamos en este blog, es que ese gusto clásico en plena ebullición del racionalismo no se debe a la tradición arquitectónica española, sino a la influencia de la arquitectura norteamericana contemporánea (El Art Decó).

jueves, 15 de diciembre de 2011

NeoEclecticismo


Edificio de Nueva Construcción en Florida, EE. UU.




La arquitectura contemporánea de corte clásico parece estar viviendo una reacción similar a la que practicara la revolución moderna a principios del siglo XX. Se están levantando edificios por oposición a la estética moderna igual que se levantaron los modernos como rabieta al arte clásico.




No es tanto la búsqueda consciente del pastiche como huir del estilo moderno. No se sabe muy bien lo que se quiere, pero sí lo que no se quiere. Por eso no se puede hablar de arte clásico actual o tradicional, sino de neoeclecticismo.




Ya el eclecticismo fue una reacción al neoclásico y al neogótico. Sintiéndose encorsetada, nació esta manera de construir ni clásica ni gótica, sino todo al mismo tiempo, usando varios lenguajes anteriores en una misma arquitectura. Así vimos en pleno siglo XIX, edificios egipcios, románicos, mudéjares ect... a veces todo junto dentro de la misma obra.



Lo más importante del estilo fue, como siempre, el espíritu que lo movía. Era un arte libre, aunque hoy nos pueda parecer incoherente en un estilo que se limitaba a retomar elementos ya creados. Nada más lejos de la realidad. Los artistas vieron que pudiendo tomar cualquier elemento anterior, la libertad estilística estaba asegurada. Podían hacer lo que quisieran, no estaban supeditados a ninguna norma. Y de ahí la sensación heroica, enfática, engrandecida que tienen las obras de este periodo (Y de ahí tabién su predilección por el neo-barroco). El ejemplo más claro de este espíritu épico, osado, memorable es la Ópera Garnier de París. Incluso los edificios de lenguaje clásico de la arquitectura ecléctica están insuflados de esta trascendencia (Como el Flatiron Building de Nueva York).




Todos los edificios de corte historicista actuales están enmarcados en esta relectura del eclecticismo y, en cierto modo, han surgido de la misma manera, por huir del ercorsetamiento estético de un estilo artístico que no comparten y, al no existir un lenguaje alternativo, se recurre al mismo tiempo a todos los anteriores.



Ahora bien, el resultado no puede estar más en las antípodas. Toda la magnificiencia del eclecticismo decimonónico, ese pisar seguro, ese "Aquí estoy yo" es tibieza, recogimiento, un "No se vayan a enfadar" en el neo-eclecticismo actual.


El eclecticismo tuvo una interesantísima reacción: El modernismo. A ver a qué nos lleva este Neo-Eclecticismo.